Primer pozo petrolero en la costa ecuatoriana

 


Los primeros descubrimientos fueron hechos por los indígenas en la costa sur ecuatoriana, en la actual provincia de Santa Elena, donde el petróleo se encuentra almacenado en areniscas de edad neogénica, y las trampas petrolíferas son principalmente de fallas y estratigráficas (Paladines, 2005; 171).

En 1878, se otorgó la primera concesión, a favor del ciudadano colombiano M. G. Mier, para que pudiera extraer de los terrenos comprendidos en la jurisdicción de la parroquia Santa Elena toda especie de sustancias bituminosas (petróleo, brea y kerosene) que en ellos se encotraran.

En 1885, el italiano Salvatore Viggiani consolidó los derechos de varios concesionarios de esos suelos.

En 1886, el Congreso de la República expidió el primer Código de Minería del Ecuador, que declaraba la propiedad estatal sobre minas, pero que reconocía el dominio particular sobre la superficie del terreno que las cubra.

En 1890, el Congreso reformó el Código de Minería e introdujo una enmienda que permitió el arrendamiento de las minas hasta por 50 años, disposición que fue derogada por el Congreso de 1901.



En 1902, se concedió a Salvatore Viggiani derechos sobre los yacimientos Carolina, Las Conchas y Santa Paula, cuya extensión era de 1 200 hectáreas. Estos yacimientos se otorgaron más tarde al Dr. Francisco Illescas, quien traspasó el dominio a la empresa Carolina Oil Company. La concesión caducó en 1972 y desde 1973 los campos fueron revertidos al Estado, a través de CEPE, que recién asumió su explotación en 1976. 

En 1909, se firmó el contrato para la exploración y la explotación de minas y yacimientos de petróleo, asfalto y gas natural, a favor de Carlton Granville Dunne. En ese mismo año, se obtuvieron los derechos para explorar y explotar el petróleo de 23 yacimientos repartidos en una superficie de 8900 hectáreas. Para ello, se fundó la empresa Concepción Ecuador Oil Limited.

En 1911, llegaron a Ecuador los primeros equipos manuales de perforación a percusión, importados desde Inglaterra por el geólogo francés Carlos Van Isschot. En este mismo año, se descubrió el primer pozo petrolero denominado Ancón 1 en Santa Elena, cuyo crudo liviano era de entre 30° y 40° API. Con ese acontecimiento se inició la explotación de petróleo en Ecuador.

En 1916 se formó en Guayaquil la compañía Mine Williamson y Co., para explotar el petróleo de la Península. 

En 1919, se fundó en Londres la Anglo Ecuadorian Oilfields Limited para explotar yacimientos de Santa Elena. Esa compañía se instaló en Guayaquil en 1923 y obtuvo, por traspaso, los derechos de la expresa Mine Williamson.

En 1921, el presidente José Luis Tamayo expidió la primera ley sobre yacimientos de hidrocarburos, inspirado por un abogado extranjero que entonces estaba de paso por el país. El pozo Ancón 4, en Santa Elena, de la compañía Anglo, resultó productivo, con 30 mil barriles diarios.



Desde 1927, se produjo un incremento sustancial en la producción petrolera de la compañía Anglo en esa región: de 3 000 barriles diarios de promedio, continuó su crecimiento consistentemente hasta 1955 cuando alcanzó su máximo nivel con cerca de 10 000 barriles por día (Gordillo, 2003). Actualmente en esta zona se extrae crudo de 32°, aunque en pequeña cantidad, considerado como uno de los mejores por su mayor facilidad para la refinación.

En 1929, la empresa Petrópolis Oil Company obtuvo una concesión de 1 200 hectáreas en la misma península. Sus estructuras resultaron positivas y acrecentaron el interés por otras áreas de la región. En ese mismo año, la sociedad conformada por Ecuadorian Oilfields Limited y Juan Xavier Marcos obtuvo concesiones en esta zona.

En 1933, se creó la Dirección General de Minas y Petróleos, adscrita al Ministerio de Obras Públicas, y se nombró a su primer director, justamente a quien fuera gerente vitalicio de Anglo, Enrique Coloma Silva.

En 1937, durante el gobierno de Federico Páez, se promulgó una nueva Ley de Petróleos que facilitaba la apertura ilimitada del país a compañías extranjeras. En 1938, el Jefe Supremo de la República, general Alberto Enríquez Gallo, expidió el Decreto N. 45, que introdujo modificaciones al contrato a la compañía Anglo,  que beneficiaron al país, al incremetar las regalías que pagaba esa empresa.

En 1940, Anglo construyó la primera refinería, a la que llamó La Libertad, en Santa Elena, que estaba compuesta por dos plantas de destilación primaria para procesar 1 000 barriles de crudo por día. Las actividades petroleras de aquellos años estuvieron caracterizadas por privilegios y concesiones a varias compañías extranjeras, sin beneficio para el Estado ecuatoriano.


En 1941, la Compañía Petrolera Comercial de la Costa, Ecuapetrol, logró una concesión que posteriormente la traspasó a Manabí Exploration Company, que emprendió la búsqueda de petróleo en la provincia de Esmeraldas, en la frontera con Colombia. A esta empresa se adjudicaron tierras en Daule, cerca de Guayaquil, que luego fueron traspasadas, en 1950, a la compañía Tennesee. Meses más tarde, se creó Cautivo Empresa Petrolera Ecuatoriana, que ocupó el segundo lugar en importancia en la Península, después de Anglo.

En 1948, Shell devolvió al Estado parte de su concesión, indicando que no existía petróleo en la Amazonía.

En 1954, la California Oil Company, subsidiaria de la Standard Oil Company, obtuvo en concesión áreas para explorar en las costas del golfo de Guayaquil, en la cuenca de Manta y en la provincia de Esmeraldas, en Borbón. Los resultados fueron negativos y las concesiones fueron devueltas.

En 1957, se entregó en concesión a la empresa de Alberto Puig Arosemena 2 460 hectáreas.

En 1964, la Junta Militar de Gobierno otorgó al consorcio Texaco-Gulf una concesión de 1 431 450 hectáreas, en la Amazonía, por 40 años, prorrogables por 10 más. 

En 1965, la Anglo Ecuadorian Oilfields Limited amplió sus concesiones en el Litoral al recibir una adjudicación de 491 000 hectáreas. Los resultados de su búsqueda fueron negativos y, por ello, la devolvió. 

En 1967, Anglo proclamó que los yacimientos de la península de Santa Elena estaban casi agotados, por  lo que su operación no sería rentable. Por ello, determinó que desde ese año se dedicaría a la refinación, mediante la importación de mezclas de crudos y al monopolio de la distribución de gasolinas de 64 y 80 octanos.

La explotación y luego la refinación del petróleo encontrado en la provincia de Santa Elena, hizo posible abastecer de combustibles al mercado interno. Sin embargo, el crecimiento de la población ecuatoriana, y por ende el consumo de derivados, hicieron que esa producción de crudo, que hasta 1955 se ubicó en 10 000 barriles diarios, resultara insuficiente para cubrir la demanda nacional. Esto motivó a que los diferentes gobiernos ecuatorianos iniciaran una intensa búsqueda de hidrocarburos en el país, con lo cual se abrió una época de concesiones y arrendamientos indiscriminados a compañías privadas y personas naturales, en el marco de la Ley de Petróleo de 1937.

Entre 1928 y 1957, el país exportó 42 millones de barriles. En este tiempo se alcanzó un volumen similar a las exportaciones de los primeros ocho meses de 1972, cuando se inició el nuevo periodo petrolero en Ecuador. 

Actualmente, en la Península se extrae un crudo de 33,4º API en promedio, aunque en pequeña cantidad. En 2012 la península de Santa Elena cerró con una producción de crudo total anual de 473. 685 barriles. De este total, el Bloque Pacoa tuvo una producción anual de 19 787 barriles, mientras el Gustavo Galindo una producción anual de 453 898 barriles.

La península de Santa Elena tiene en promedio 35 pozos en producción en el Bloque 1, y en el Bloque Gustavo Galindo, un promedio de 1 240 pozos. 









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